Siegrid Wiese
Los tiempos que corren en esta esquina del mundo dejan marcas en el cuerpo y en el alma, deforman a los seres, de alguna manera nos hacen mujeres y hombres esperpénticos; no lo podemos evitar. Pero a pesar de que campea entre nosotros la deformidad, pocos artistas se atreven a plantear en su estética creativa estas deformidades.
Existe una mujer que hace sus pinturas al óleo, sus dibujos a lápiz, que se atreve a plantear una estética de lo “anormal”, como diría Patricia Tovar: es una joven pintora, oaxaqueña ella, de origen costeño para más señas, con nombre de origen alemán: Siegrid Wiese.
Pertenece a esa generación de pintores que van renovando día con día, exposición tras exposición, la llamada escuela oaxaqueña de pintura. Para ella ya no más peces voladores, enaguas al aire, trenzas de mujer que alcanzan la luna.
Sus personajes son otros: una mujer inmensa de cabeza diminuta, “Damiana”, una mujer donde se reafirma la cabeza pero se diluye el cuerpo, “Sin título”. O un enano de cabeza inmensa, cuerpo de sapo y piernas de alfiler, “Personaje antiguo”.
Wiese detesta pintar en acrílico, tan de moda en estos tiempos, “resulta una pintura efímera”, porque para ella la permanencia de la pintura a través de los tiempos resulta importante.
Pintora singular en esta Oaxaca nuestra tan dolorida y saqueada, tan de lo inmediato, tan ocupada como territorio de conquista donde se adquiere de manera fácil la fama, principalmente por los caminos del arte y la política.
Mujer comprometida con las mujeres y hombres de su generación plástica que no buscan sólo el ingreso vía ventas a precios estratosféricos, también emite una propuesta de compromiso social desde su obra, desde la solución que le da a sus personajes que pinta.
En su geografía ficcionante, en su territorio de lo imaginario, Siegrid convierte en cómplice al espectador, lo busca y lo pretende, lo retrata para que quien observe el cuadro sienta en el fondo de su ser que ese personaje deforme lleva parte de él mismo.
Y es ahí donde su pintura crece: pinta a los seres de este tiempo, nuestro tiempo. Al final de cuentas, por nuestros actos y pensamientos, no somos más que seres deformes quienes habitamos esta tierra.
Basta y sobra con echar una mirada a los diarios, a los noticieros de la televisión: ahí tenemos los casos, en otro tiempo, de los narcosatánicos, de los mocha orejas, de los multi homicidas o del tristemente célebre pozolero, las matanzas cotidianas. Somos una nación de deformes.
Para llegar a ser realmente un artista no basta con dominar una técnica, agarrar un pincel y embadurnar la tela, como muchos “artistas” lo hacen en la actualidad. Es necesario teorizar sobre su quehacer, ubicar el contexto histórico del autor para emitir desde ahí la propuesta estética. De lo contrario el hombre, la mujer, será un simple artesano.
Desde su contexto psicológico e histórico Siegrid emite su propuesta plástica que, al ser expuesta, toca con sus personajes a quien observa su obra.
crsoax@hotmail.com
www.oaxacaliterario.com
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